Por la tarde,
a contraluz
te pareces
a San Miguel Arcángel.
Tu color oxidado,
tu cabeza de ángel—
guerrero, tu silencio
y tu fuerza...
Cuando arde
la tarde,
desciendes sobre mí
serenamente;
desciendes sobre mí,
hermoso y grande
como un Arcángel.
Arcángel San Miguel,
con tu lanza relampagueante
clava a tus pies de bronce
el demonio escondido
que me chupa la sangre...