Poemas sin nombre: XXXVII
Ayer me bañé en el río. El agua estaba fría y me llenaba el pelo de hilachas de limo y hojas secas.
El agua estaba fría; chocaba contra mi cuerpo y se rompía en dos corrientes trémulas y oscuras.
Y mientras todo el río iba pasando, yo pensaba qué agua podría lavarme en la carne y en el alma la quemadura de un beso que no me toca, de esta sed tuya que no me alcanza.