Dichoso tú, que no tienes el amor… Dichoso tú, que puedes encerrar tu…

El gajo enhiesto y seco que aún queda del rosal muerto en una lejana primavera no deja abrirse paso a las semillas de ahora, a los nuevos brotes ahogados por el nudo de raíces que la pl...

¡Qué mar negro me circunda! ¡Qué ola me va a envolver! Voy a hacer con mi esperanza un barquito de papel... Lo echo al mar... ¡Y que navegue!

Vino de ayer, aún me enturbias los…

El beso que no te di se me ha vuelto estrella dentro. ¡Quién lo pudiera tornar —y en tu boca...—otra vez beso! Quién pudiera como el río

En cada grano de arena hay un derr…

Tú tienes alas y yo no: con tus al…

La niña ciega quiere saber cómo es el mar: Desde la orilla tiende su mano

Si me quieres, quiéreme entera, no por zonas de luz o sombra... si me quieres, quiéreme negra y blanca. Y gris, y verde, y rubia… quiéreme día,

El mar es un jardín azul de flores de cristal; pero la playa es siempre para morir. My playa de morir tú eres... Son tus ojos que me cercan, que me rompen la ola. Y con el mar en los br...

En la tarde de ayer he visto en el museo la columnita de marfil que tú pintaste de azul, de rosa y de amarillo. Por esa frágil pieza sin aplicación y sin sentido en nuestras bastas exis...

De tierra crece la montaña. De paciencia de tierra, pulgada por pulgada, o de crispadura de tierra que empuja hacia arriba el fuego de adentro, o del espasmo doloroso de la tierra joven...

Cheché es delgada y ágil. Va entr… Tiene los ojos mansos y la boca si… Yo la he reconocido en la paz de u… como el Hada –ya mustia– de mi lib… Cheché es maravillosa y cordial;