Poesía japonesa
No sé que me pasa, pero la vida se me va en la mesa sentada la mente me abrasa. La televisión me da hastío
Tu dulce cuerpo, enredado en mis manos, en blancas sábanas. Ojos zafiros son los que me iluminan,
Hay distancias que se funden en un apasionado beso. Cierras los ojos y sientes que tu piel se funde con la de él.
La puerta enorme de madera oscura y lienzos góticos se abrió sin darme tiempo a tocar, miré el enorme vestíbulo, allí cabía sin problemas mi apartamento, estaba alucinando por lo que ve...
Aún me sorprendo cuando me besa como si no mereciera esa caricia, es como si recibiera de pronto un premio que no es mío; y, siento una alegría
Cobarde y maldito amor me rompiste en mil pedazos ¿Cómo extirpar el dolor? De aquellos tristes rechazos. De una imagen sin color,
Esa sonrisa que está en mi cara pálida, es tuya amor. Alados brazos abrazan esas almas,
La niña avanzó hacia mí, sus ojos refulgían, su boca entreabierta. Me dijo con una naturalidad que me dejó petrificada: quiero tu sangre. Con ojos anhelantes, demasiado tristes para llo...
Triste está el árbol luna redonda, mira solo en el campo
En el Sacromonte bailando, está la gitana morena, Mirándola, la luna llena; volantes revoloteando. A ella le dan una azucena,
Alboradas de piernas enredadas, en sábanas húmedas sábanas gastadas, con promesas y deseos de te quieros y frenesí.
El amor ese sentimiento intenso; verdadero que te abraza la vida que te da felicidad
Con hilo de oro tejen las nubes albas rayos de sol. En sus orejas zarcillos de coral,
Cierro los ojos sentada en plaza Nueva parece que siento tus labios tímidos tocar los míos. ¡Mi primer beso!
En los riachuelos dejé mi alma nadar, ¡Incierto viaje! Casas pintadas reflejos en la mar,