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Porque no saben quererte me dicen que eres muy fea. Duerme... Duerme... Duerme, que te coge el gato y las tijeras muerden.
El tomeguín del pinar con su collar amarillo ya pica en el alpistillo, ya rápido echa a volar. Y va del ateje al güin,
En la Sierra Maestra, con el paisaje, se alzó su vide noble, creció su sangre. Sembrador, guerrillero,
¿Has visto a la mariposa danzando sobre el rosal para saludar la rosa...? ¿O los vuelos del zunzún alrededor de las flores
En Playa Larga, el uvero, como homenaje al valor de los niños artilleros, ya no florece en febrero: en abril abre la flor.
Los pinares de la Isla por la costa van creciendo: quieren echarse a la mar y volverse marineros. Y las toronjas maduras
Abril es un niño rubio que junta flores y pájaros; tiene los ojos azules y va vestido de blanco. Mayo es un niño aguador
Camarada del sapo, del río hermana, amiga de la piedra, nieta del agua. Nieta del agua
Escóndete, caracol: no asomes tus cuernos largos. Cuando salgas de paseo no saludes a los pájaros, ni con otro caracol
El caballo negro iba por un trillo: cada paso suyo bordaba el camino. El caballo ruano
La flor del tomillo buscaba una abeja: una abeja sola, una sola obrera. En el viejo pino
¡Tilín! ¡Tilán! Campana de oro de la mañana. ¡Tilín!
¡Limón, limón! Limón agrio, limón criollo, limón dulce, limón chino,
—¡Hola, Pinocho!, ¿qué haces ahí? —Busco una joya que ayer perdí. —Dime, Pinocho, ¿que joya?, di. —Un pedacito de mi nariz.
Nene, vanos a dormir; no son horas de reír: duerme el viento, duerme el sol, duermen las gallinas