Cruz María Salmerón Acosta

La baraja

Que vivan de la baraja
los jugadores de oficio;
porque el juego es un mal vicio
para todo el que trabaja.
 
Nos han metido en un puño
a los dueños de garito;
dicen que ni el “sombrerito”
se jugará en el terruño,
ni “picha” ni “simimuño”,
ni “tino” ni “capupaja”,
nada de lo que rebaja
el caudal de los obreros,
aunque rabien los fulleros
que viven de la baraja.
 
Con gritos conmovedores
le piden a Juan Vicente
que les cambie el Presidente,
un grupo de jugadores.
Pero los trabajadores
aceptan como un servicio
la prohibición del vicio
que tanta ruina ocasiona.
Todo esto desazona.
 
Componen la sociedadtal
vez por falta de juicio,
se ven en el precipicio
en donde los llevó el juego,
y del cual no saldrán luego,
porque el juego es un mal vicio.
 
Javier que dejó su cuna
y fue viajando hasta el Saco,
dicen que en pos de Cumaco,
de Macán y de fortuna.
Valeriano que ninguna
moneda acuña en su casa
desde que el cuero está en baja.
Juan Francisco y Nicolás,
que ya no toparán más
para todo el que trabaja.
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