¿Y qué es amor, sino la gloria misma?
Y desamor, ¿no es el infierno acaso?
Dichoso el que en las caras de su prisma
de aquél se encuentre lleno y de éste escaso.
Yo no sé de ninguna otra ventura
como es aquélla que a la dicha induce,
a través del sabor de la dulzura
al amar, porque al éxtasis conduce.
Quien no haya sido amado, ni tampoco
amó con el ardor imprescindible
para hacerlo y que siempre será poco,
nunca sabrá el valor de lo infinible
y es que cuando en amor estás inmerso,
piensas que sobrepasa al universo.