Sabes, y bien lo sabes, que te quiero
como jamás se haya querido o quiera,
como un adolescente en primavera,
como se quiere en el querer primero.
Pongo con gusto el corazón entero
y toda el alma si preciso fuera
en adorarte siempre a mi manera,
que no es otra que amarte con esmero.
Quiero estar de este amor al retortero
gozando sin parar la vida entera
y lo he de conseguir y tal espero
con la ansiedad que es propia del que espera
que se le cumpla su mejor agüero,
el que con tanta obstinación pidiera.