Qué tendré que decirte, Dios bendito,
para que sepas que te quiero tanto,
que no puede ser más y te adelanto
que llega más allá del infinito.
A mis ganas de amarte me remito,
que es amor superior al sacrosanto
y al ser tan grande, me produce espanto,
por si quererte así fuera un delito.
No hay dimensión ni calidad más grande
que pueda compararse a esto que siento
y cada día más, porque se expande
como espuma movida por el viento
y te lo envío con inmensas ganas,
pero al final resultan más que vanas.