Déjame que te mime y que te quiera,
que camine contigo en compañía,
que en sueños, solo en sueños, seas mía,
porque otra cosa fuese una quimera.
Cuando miro y te veo, se aligera
mi pulso, que retoza de alegría
y da paso a una hermosa fantasía
que a mi cabeza del pesar libera.
Cuando vienes y dejas tu dulzura,
con inmenso placer me las apaño
para hacer que se quede aquí conmigo,
y agrego que te quedes bien segura
de que la guardaré como oro en paño
y así estará con su mejor amigo.