Qué importan las riquezas de este mundo
si la ilusión se nos quedó ya vana
y a cada amanecer de la mañana
nos llegan las desdichas en abundo.
Es preferible ser un vagabundo,
sin propiedades, mas con mucha gana
de vivir una vida alegre y sana
en escenario mágico y jocundo.
Sonrisa permanente para todos,
que es muy posible que será devuelta
y siendo este trayecto de ida y vuelta,
algo te ha de tocar de todos modos.
La dicha no se compra con dinero,
sino con buen humor de compañero.