Cuando llega el amor a nuestra vida
suele hacerlo también con el sofoco
de imaginar que nos parece poco
y tal idea ya jamás se olvida.
Desea ganar siempre la partida
a cualquier sentimiento y como loco
se adorna con barniz de zorrocloco
con tal de aparentar mayor medida.
Hasta llega ocupar un cien por ciento
del volumen total de nuestra mente
y al ver que cada día va en aumento
de manera constante y permanente,
toma definitivamente asiento
y a todo lo demás se muestra ausente.