Espanto, que llegas a mí y
así como llegas te alejas un poco .
espanto, que llegas y te posas en
la palma de mi mano,
que jugueteas a despertar
el perdón de mi orgullo y peor
que juegas a calentar mi
rencor con pañitos de agua tibia .
espanto, que baja desde la
colina y se inclina a tus pies y
hace de mí tu cordero .
espanto, que ha hecho de mí
el más astuto de tus pordioseros .