Eliana Insaurralde

Para la cena

Unas pizzas amasadas en casa,
O tal vez unas pastas de ese lugar que tanto nos gusta.
¿Arroz con azafrán?
¿O tarta de zanahorias con una ensalada fresca para no irnos a la cama con la panza muy llena?
Y hablando de la cama,
podría hacer comida afrodisíaca,
con almendras, por ejemplo.
Y para el postre, chocolate o frutillas con crema.
Y si no, una cena temática:
¡Hoy comida japonesa!
¿O será mejor la mexicana?
Aunque las empanadas norteñas de la otra cuadra son tan ricas...
No podría cocinar algo igual.
¿Y la bebida?
¿Vino?
¿Cerveza?
Aunque hace mucho que no tomo fernet.
Recuerdo aquel invierno en Portugal,
verano acá,
dónde probé oporto.
No hacía otra cosa que tomar oporto y comer pasteles de nata
(o de Belén como también suelen decirles).
En ese momento era todo distinto,
no había un plan para “nuestra” cena.
El menú se elegía sólo,
igualmente la bebida.
Los días pasaban sin demasiada sazón.
Ver las gaviotas haciendo su recorrido habitual
sobre las aguas del Rio Douro
me hacía pensar en el paso del tiempo
y en como en unos pocos días
no vería ya su vuelo.
Ni sentiría esos aromas
inconfundibles.
Tampoco te soñaría
despierta,
inventándote gestos,
miradas,
un decir,
un plato preferido,
algo que tomar...
Entonces se me ocurrió que pudiera haber variedad,
de bebidas, claro.
Ahora!
Ya!
En este preciso instante.
O en un rato.
Aunque se hizo muy tarde y no te invité,
Quizás mañana.
Preferido o celebrado por...
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