¡Cómo echo de menos las partidas de ajedrez con mi padre! ¡Cómo echo de menos a mi padre! Teníamos un nivel similar, aunque él jugaba de modo más creativo y agresivo.
Como que nuestra casa era un poco pija, en un rincón del comedor, junto a la ventana, teníamos una mesa de juegos. Con mi madre jugaba a las damas y a las cartas, y con mi padre al ajedrez.
Ya no existe la casa y mi padre está muerto y mi madre mayor y enferma. «Todos los cambios están más o menos teñidos con la melancolía porque lo que dejamos atrás es parte de nosotros mismos», Amelia Barr. Muy a menudo tengo la sensación de que todo está desérticamente despoblado y que mis únicas estrellas vivas brillan en un cielo muerto.
Suscribo en su totalidad la observación de Robert Burton «No hay algo así como la felicidad, solo menores matices de melancolía»