Como si tuviera solo tres libros, una Biblia, un devocionario, y un almanaque, que leyera repetidamente vez tras vez, tengo -pocos- poemas necesarios e inevitables que son mi estrecha gama de literatura donde se embebe honda y obsesivamente mi conciencia o alma. Un alma que cuando los gusanos hagan una cena fría con mi cuerpo encontrarán un regusto de ti, mi amor.