Che Guevara

Vieja María

Vieja María
 
Vieja María, vas a morir.
 
Quiero hablarte en serio
 
Tu vida fue un rosario de agonías completo
 
no hubo un hombre amado, ni salud, ni dinero
 
apenas el hambre para ser compartida,
 
quiero hablar de tu esperanza,
 
de las tres distintas esperanzas
 
que tu hija fabricó sin saber cómo.
 
Toma esta mano que parece de niño
 
en las tuyas pulidas con el jabón amarillo
 
refriega tus callos duros y los nudillos puros
 
en la suave vergüenza de mi mano de médico.
 
Escucha, abuela proletaria
 
cree en el hombre que llega
 
cree en el futuro que nunca verás.
 
Ni reces al dios inclemente
 
que toda una vida mintió tu esperanza
 
no pidas clemencia a la muerte,
 
para ver crecer a tus caricias pardas
 
los cielos son sordos y en ti manda el oscuro,
 
sobre todo tendrás una roja venganza
 
lo juro por la exacta dimensión de mis ideas
 
tus nietos, vivirán la aurora
 
muere en paz, vieja luchadora.
 
Vas a morir vieja María;
 
treinta proyectos de mortaja
 
dirán adiós con la mirada
 
el día de estos que te vayas.
 
Vas a morir vieja María,
 
quedarán mudas las paredes de la sala
 
cuando la muerte se conjugue con el asma
 
y copulen su amor en tu garganta.
 
Esas tres caricias construidas de bronce
 
la única luz que alivia tu noche
 
esos tres nietos vestidos de hambre
 
añorarán los nudos de los dedos viejos
 
donde siempre encontraban alguna sonrisa.
 
Eso era todo, vieja María.
 
Tu vida fue un rosario de flacas agonías
 
no hubo un hombre amado, salud, alegría,
 
apenas el hambre para ser compartida
 
tu vida fue triste vieja María.
 
Cuando el anuncio de descanso eterno
 
enturbia el dolor de tus pupilas
 
cuando tus manos de perpetua fregona
 
absorban la última caricia,
 
piensa en ellos... y lloras,
 
pobre Vieja María.
 
No, no lo hagas
 
no ores al dios indolente
 
que toda una vida mintió tu esperanza
 
ni pidas clemencia a la muerte,
 
tu vida fue horriblemente vestida de hambre
 
acaba vestida de hambre
 
Pero quiero anunciarte
 
en voz baja y viril de las esperanzas
 
la más roja y viril de las esperanzas
 
quiero jurarlo por la exacta
 
dimensión de mis ideales.
 
Toma esta mano que parece de niño
 
entre las tuyas pulidas por el jabón amarillo
 
refriegas los callos duros y los nudillos puros
 
en la suave vergüenza de mis manos de médico.
 
Descansa en paz, Vieja María,
 
descansa en paz, Vieja luchadora,
 
tus nietos todos vivirán la aurora,
 
lo juro.
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