Ya el enemigo de la patria mía,
el genio de la guerra destructora
dobla rabioso la falange impía
ante la paz gloriosa y vencedora.
Cesó el llanto y la sangre y la agonía
que derramó la espada vengadora
y tras del triste y pavoroso día
luce risueña suspirada aurora.
Ya de Cristina el genio prepotente
venció de Carlos la arrogancia altiva,
que doblegando la orgullosa frente
el ramo ofrece de apacible oliva;
cantemos, o Cristina, la victoria,
que a España da la paz, y a vos la Gloria.
Badajoz, 1839