#EscritoresEspañoles Carolina Coronado
¿Quién nos llora?... un dulcísimo… en el lejano viento me parece escuchar... ¿Resuena un… o es el gemido blando que en las peñas rodando
¿También aquí, Señor, en las entr… del solitario monte a los oídos vienen a resonar voces extrañas, gritos de guerra y ecos de gemidos… Negra sombra desciende a las cabañ…
Chispa de luz que fija en lo infin… absorbes mi asombrado pensamiento, tu origen, tu existencia, tu eleme… menos alcanzo cuanto más medito. Si eres ardiente, inamovible hogue…
Veggo ardente nel cielo sffolgorar… de sua corona l’ornamento chiaro, quel chi la luce dá superbo faro e quel chi fá le piante germinare. Veggo in la schezzia il pianto sci…
Cuando los recios vientos se embra… cuando mugen los mares irritados, cuando estallan con furia los nubl… cuando las olas borrascosas crecen… cuando los buques míseros perecen
¿Por qué vengo a estas torres olvi… a hollar de veinte siglos las ruin… espantando al subir con mis pisada… las felices palomas campesinas? ¡Oh Walia! ¿no es verdad que pris…
Las que sintáis, por dicha, algún… del numen sacro y bello, que anima la dulcísima poesía, oíd: no injustamente su inspiración naciente
Alberto, la débil planta en campo estéril nacida, ni tiene muy larga vida ni puede medrar en él; no es como el pájaro libre
Si alcanzaran los ojos a descubrir la inmensa pesadumbre de los luceros rojos, en la celeste cumbre te hallaran con la santa muchedumb…
Vamos a vindicar de Extremadura la capital oscura y a levantar en palmas, extremeños… que, por Dios es vergüenza, que otra ciudad nos venga
Dulce Teresa, virgen adorada que estás entre los ángeles del ci… la que ceñistes el sagrado velo de las castas esposas del Señor: tú pasaste tus horas como el justo
Brillaba el sol aquel día con luz clara, pura, hermosa; yo no sé qué presentía, pero estaba el alma mía agitada y recelosa.
Entre el musgo de mi huerto germina una hermosa planta coronada de flor tanta que su tronco no se ve; muestra el capullo entreabierto
Dejas apenas la risueña infancia; juegos, placeres de su edad dejast… Ya el dulce brillo de los quince m… cerca tus sienes. Niña aún graciosa, la infantil son…
Alza gallarda tu elevada frente, hija del suelo ardiente, y al recio soplo de aquilón mecida… de mil hojas dorada, de majestad ornada,