The cloisters
Camino por los claustros
—piedra y columnas—
recordando al orgulloso unicornio
que no quiso subir al Arca de Noé
(súbitas espinas encontré en su cuello
cuando intenté acariciarlo).
Sin rosas en el regazo,
llenos aún los ojos de los tapices que cuentan
la muerte del unicornio,
pienso
en la inutilidad del lamento
mientras –a lo lejos–
el río Hudson
lleva su ofrenda al mar.