A veces tengo que pensar muy hondo
para saber que soy yo la que piensa
y no es tuyo mi propio pensamiento.
A veces tengo que mirar muy fijo
para saber que soy yo la que mira
y no tú el que ve el cielo con mis ojos.
A veces tengo que horquillar los dedos
para saber que es realidad la vida,
que de tanto quererte se hace sueño.
A veces, muchas veces, tantas veces,
con tu nombre en los labios, me pregunto
si habrá alguien que se llame de otro modo
y forme parte de mi propio mundo.