Llena está el agua del dolor de los postes
y la añoranza de las avenidas.
De la canción que brota sin asombro
y la sorpresa de la primavera.
Llena está el agua de presentimientos,
del amor que evadieron las palomas,
de visitas a diario a los planetas
donde habitan los muertos.
De la inicial trazada con la rama
que rasga sus pupilas.
Todo lo sabe el agua,
menos que de mi amor nunca te dije
la última palabra.