¿Te he dicho que te amo?
Por si acaso no, ¡Te amo!
a cada segundo de mi vida.
Quise decírtelo ahora que
hay más tiempo entre ambos,
juntos como nunca antes,
para siempre y en adelante
sin esperar que algo altere
estas bonitas horas
de contarnos cuánto amamos
uno del otro las maravillas
que en nuestros cuerpos sentimos
sin temor a equivocarnos,
sin duda de escucharnos,
sin falta de compañía;
celebrando que, recostada junto a mí,
descubres un nuevo día
sabiendo que te amo
hace ayeres e infinita
como el tiempo que tú eres
desde ahora, de por vida,
hasta mi muerte inevitable
mientras estás dormida.
Te dije que te amaría
y no dejaría de hacerlo por nada,
te cumplí, no fallé;
fui certero esta vez y mira
como las promesas no se van al viento
sino en la historia
que te describe como un ángel
que me escuchara en el cielo.
Lo recuerdo bien
sin tratar de saber en qué momento,
pero te encontré, te amé como a nadie
y te juro que contigo sucedieron
increíbles los instantes
poco antes de perdernos
uno en el otro, para luego
más y más querernos
destrozar el corazón
con este amor a sangre fría,
Te aseguro que no quería
pero te hiciste indispensable
y lo consumaría, te amaba,
estaba seguro, y lo estoy ahora,
no te he dejado de amar
ni por un segundo, te confieso,
como contarte que aún
con lágrimas de por medio
me emocionó por sentir
cuánto te amo, niña mía;
así es, mía, solo mía,
como todas las noches que buenas
nos hacemos el amor
en nuestro lecho, entre tus sombras,
en la fantasía, en el rincón
más escondido de mi pecho
donde te encuentras
de inicio y a fin de mis silencios
que hablan sobre ti
Porque esta vez me revelo
a tu espíritu que me abrasa
en el cúmulo de recuerdos
cuando nos amamos con el alma
sin recelos, sin trauma,
llenos de ilusiones
y de sueños muy eternos
como ahora eres tú
mi poesía, mi nostalgia,
mi compañera interminable,
mi fantasma, mi desvelo,
mi crimen sin castigo,
mujer de mis causas de desenfreno,
de locura, de demencia;
porque más habría querido
no tener que asesinarte
tras ese pequeño descuido
de mi parte al no amarte
como tu hubieras querido,
de tu parte al entregarte
nuevamente a lo prohibido,
a los placeres que sabidos
de lastimarme me harían
no contenerme por matarte.
¿Te he dicho que te extraño?
Por si acaso no, es cierto;
te he extrañado desde cuando
te inmaculé de cualquier pecado
ideándote perfecta, sin mancha,
descubierta por mis manos
a pesar de mis batallas.
En fin, la ocasión de hoy se acaba.
Vuelvo pronto, mi amor,
todos bien allá en casa;
descansa en paz sin dolor
en esta tumba que te abraza
hasta el día irremediable
que te haga compañía
desde el infierno hasta tu cielo
de inocentes albas.