CANTO PARA ESPAÑA.
Poema en versos Blancos Endecasílabos
Desde América ubérrima te canto
con voz atronadora de los vientos,
que nacen en los Andes majestuosos
y descienden silbando hasta sus playas;
en ese recorrido se amalgaman
con las notas raizales de la Patria:
el bambuco, el pasillo y la guabina,
que hacen bailar en loco torbellino,
en blandos arenales ribereños,
a la parda tristeza del camino.
Llegan, después, felices a la Costa
y gozan con la cumbia, por las noches,
bajo el pródigo efluvio del lucero,
con grande algarabía de mulatos,
que danzan con mestizos y con blancos
la triétnica hermandad de americanos.
Sobre aguas, del océano, volando
a las “ Praderas del Conejo” llegan,
a prestarle a Quijote el Rocinante
para viajar por campos de la Mancha
y rendir pleitesía a Dulcinea,
pedirle a Sancho su amistad sincera,
combatir nuevamente a los molinos,
y otra vez gobernar en Barataria.
Rogarle el gran favor a Don Quijote
de enseñarnos la ruta del Babieca
para servirle al Cid como escuderos;
y proseguir viajando por la historia
hasta llegar a la Numancia heroica,
orgullo del valor de los celtíberos,
que no pudo vencer altivo el César.
Retógenes, el Cid y Don Quijote
de nosotros serán los confidentes
para contarles que del otro lado
de las aguas azules del océano
otros héroes, nacieron como ellos,
que brindaron prestigios a la Patria:
Bolívar, el guerrero, cabe el Guaire
dio grandeza, esplendor y lozanía
a cinco patrias que nacieron juntas:
Colombia, Venezuela, El Ecuador
Bolivia y El Perú, tierra del Inca;
San Martín, el gigante de Argentina;
O´Higgins, par en méritos, en Chile.
Oh! nuestra patria grande ultramarina,
con el aliento grato de tu lengua,
trocada en celestial en nuestras playas,
vengo a incensarte, a ti, por tus noblezas.
Te vengo a preguntar, lleno de asombro,
si pervive el espíritu de Lope,
el que a Violante le escribió un soneto
al tiempo mismo que se lo explicaba;
si Garcilaso escrupuloso y fino,
anda tejiendo en oro sus sonetos;
Góngora caballero del hipérbaton
develando el secreto a la belleza,
y la generación del veintisiete
en anisosilábicos persiste?
Desde América vengo, patria vieja,
a traer de Tisquesusa un mensaje
a Gonzalo Jiménez de Quesada:
“que, entre ellos, la contienda desatada
marque el punto final de la rencilla”,
como abuelos, los dos, de nueva raza,
deben ser fundamentos del futuro.
De América mulata a exonerarte,
por la misma razón de Tisquesusa,
con lamentos de Benkos africano.
En quechua y arawuak traigo el elogio,
y en el taino: latín americano,
y en lengua de los mayas y el azteca,
con la dulzura de Nezahualcóyotl
a proclamar amor a los humanos,
con cuatrocientas notas del cenzontle.
Contarle al Tajo y al Guadalquivir,
al río Manzanares y al Nalón
la fuerza arrolladora del Atrato,
del Magdalena el largo recorrido,
del Amazonas su marino anhelo;
y a los cotos de caza de tus reyes,
el inmenso verdor del Catatumbo.
Contarte, una y mil veces, patria hermana,
el ansia de iniciar otra jornada
que nos lleve, de nuevo, a la grandeza.
¡Anulemos, por siempre, las distancias,
que vivieron los hombres del pasado;
y entre los nietos de los dos guerreros,
uno con arcabuz otro con flechas,
el sendero del triunfo encontraremos!