BRINDIS
Como el capullo que se vuelve rosa,
la niña que comienza a florecer,
cada mañana nace más hermosa
y es su sonrisa un nuevo amanecer.
Cuando al ritmo camina candorosa
se presagia en su gracia la mujer;
y se vuelve otra vez capullo y rosa
y de nuevo nos vuelve a sorprender.
Porque tanto de humano y de divino
tiene el prodigio de la florescencia,
como el milagro que de ti nos vino,
que nos llena de amor en tu presencia,
con luz vernal, que alumbra tu camino
dándonos tu frescor, forma y esencia.