ANHELOS
Si al día comparamos con el hombre
será la madrugada el nacimiento,
donde brille la luz del Nacimiento
cuando camina a su final el hombre.
El tiempo del cenit la esplendorosa
juventud, que en azul luce en el cielo
en la techumbre cóncava del cielo
con una luz añil y esplendorosa.
En horas de iniciar la oscura noche
cuando a nacer empiezan las estrellas
en titilar lejano esas estrellas
nos darán golondrinas de la noche.
Para que entre los cánticos nos llegue
el alegre silencio de la muerte
y que otro amanecer mate a la muerte
cuando la blanca luz del alba llegue.
Para entonces la barca de Aqueronte
extenderá tiquetes de regreso;
para emprender muy pronto mí regreso
si me lleva la nave de Aqueronte.
En Eterno Retorno viviremos
como el andar en círculos a ciegas;
sin entender que transitando a ciegas
nuca jamás la vida viviremos.