Tú quisiste morir enteramente,
la carne y la gran alma. Tú quisiste
entrar en la otra sombra sin la triste
plegaria del medroso y del doliente.
Te hemos visto morir con el tranquilo
ánimo de tu padre ante las balas.
La guerra no te dio su ímpetu de alas,
la torpe parca fue cortando el hilo.
Te hemos visto morir sonriente y ciego.
Nada esperabas ver del otro lado,
pero tu sombra acaso ha divisado
los arquetipos últimos que el griego
soñó y que me explicabas. Nadie sabe
de qué mañana el mármol es la llave.
Alfredo Jiménez G.
8aLe mostró las maravillas del mundo, le aconsejó que las mirara bien porque no durarían, para que tuviera algo que contar a los hijos y nietos que jamás tuvo. El niño que sería Poeta, además de sabio y narrador, descubrió el mundo guiado por su padre, no sólo en los paseos y los viajes a Montevideo y a Europa, sino también a través de las páginas de su enorme biblioteca, donde se deslumbraría, hojeando diccionarios ilustrados, con "el oro de los tigres". Jorge Luis Borges tuvo en su padre, el abogado y profesor de psicología Jorge Guillermo Borges Haslam, a su primer asesor literario. Fue él quien le aconsejó "escribir mucho, romper mucho y no tener prisa por publicar". Estimuló con entusiasmo ejemplar la vocación literaria de su hijo. El futuro escritor nunca olvidaría las lecciones de tácticas bélicas explicadas por su padre y por el Poeta Evaristo Carriego, que tomaban los utensilios del comedor para designar las posiciones de los contendientes. Macedonio Fernández también los visitaba con frecuencia. Igual que lo hizo con su ilustre abuelo, el coronel Francisco Borges Lafinur, a quien inmortalizó en un soneto, también deja a su padre "alto en su épico universo/ y casi no tocado por el verso". Este último no muere valerosamente en el campo de batalla, concluye su existencia terrenal tras larga enfermedad, en su lecho, pero no por ello su partida desmerece en gloria. El profesor Borges Haslam era de espíritu fuerte, no temía ni esperaba nada detrás del inquietante umbral que cruzaremos todos. Su hijo Poeta nos sugiere que "del otro lado del ocaso 'su admirable progenitor pudo mirar al fin' los arquetipos y esplendores".