Arte, palabra divina
que gloria al talento augura;
plácida luz que fulgura
sobre una santa colina;
pura fuente cristalina;
águila de eterno vuelo;
ángel que canta en el suelo
melancólicos amores,
brindando al talento flores
de los jardines del cielo.
Por él, titán soberano
Miguel Ángel se agiganta,
y hasta los cielos levanta
la cruz del templo cristiano;
por él, arranca Ticiano
al cielo su luz hirviente,
y por él, Osián potente,
dando formas a la idea
como Dios, al gritar SEA
lanza un mundo de su frente.
Por él, el gran Cicerón,
águila de la elocuencia,
sube al templo de la ciencia
escalón por escalón:
por él, con mística unción
canta David sus creaciones;
y por ceñir sus blasones
le dan a su gloria fieles,
Cano y Van Dijk(23), sus pinceles;
Lope y Dante sus canciones.
Por él, el genio sediento
que eternos templos se labra,
da seres a la palabra
y a las rocas pensamiento;
ante su potente aliento,
la tierra cede sin tino;
pues el mar, el torbellino,
la luz, el monte, la aurora,
son una creación sonora
que hizo un Artista Divino.
Por él, la mente se agita;
por él, vive la esperanza;
por él, la dicha se alcanza;
por él, la conciencia grita;
su luz es siempre bendita,
y su poder tan profundo,
que un rey, Felipe segundo,
porque el Orbe no le viera,
arrojó el arte de Herrera
entre su tumba y el mundo.
A los ecos de su nombre
que aromas de gloria lleva,
el hombre hasta Dios se eleva,
y Dios desciende hasta el hombre;
a nadie su altura asombre
teniendo fuerza y aliento,
pues a ese alcázar que el viento
arrulla sobre alto muro,
se llega con pie seguro
por la escala del talento.
Genio que a la altiva cumbre
te vas alzando valiente,
ansiando ceñir tu frente
con un rayo de su lumbre;
sigue... y si en la muchedumbre
protesta algún ser artero
contra el arte que venero,
dile con desdén profundo,
que es la primera obra, el mundo,
Dios, el artista primero.