Enrique Banchs

La urna: 68

¡La triste suerte mi divina suerte
de no sentir la herida de la muerte!
Siempre esperando lo que nunca llega,
siempre esperando pero siempre ciega.
 
Hogaño espera lo que ayer quería,
de nuevo dice lo que ayer decía...
cuando de todo me hace más lejano
la muerte que me lleva de la mano.
 
Tú pasas, Tiempo, pero vas furtivo
como un cristiano que a la catacumba
lleva una rama de ciprés votivo,
 
tú hieres, Sombra, pero no te veo,
pues ya inclinado ante la hambrienta tumba
me alza los ojos mi primer deseo.
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