Habrá mundo mientras existan promesas,
mientras haya aún esperanza y una nueva mañana.
Y no desvanecerá la fe,
entre tanto se forjen ilusiones,
Fluirán las aguas y soplarán los vientos
mientras se escriba una canción
y no cesará el camino del sol
mientras se escuche un palpitar.
Y es que la vida no se define por su longevidad
o por el número de segundos que se siguen apilando,
sino por el deseo ardiente de luchar, esperar y confiar,
por el anhelo de amar y correr,
y volar,
y volar lejos,
imaginando que no existen las fronteras,
y que los abismos no son capaces de detener los sueños.
No se inicia un camino sin dar el primer paso,
y no se acaba un viaje sin saber de donde se ha partido,
con un respiro se encierra un alma
y se libera en un parpadeo.
Vive!