Tengo ganás de vos y un café,
Endulzado con tu sonrisa,
Condimentado con mi fe.
Tengo ganas del perfume que llevabas cuando te abracé,
Cuando en un momento te dí un beso deprisa
Y en silencio tu alma acaricié.
Tengo ganas de una mañana soleada y una tarde de lluvia,
De una charla con vino endulzada,
Con el sabor de la luna, atrapada en tu mirada,
De tu suave respirar, de enamorarme del feliz dulzor de tus labios,
Del calor de tu frialdad, de que en tus cabellos se pierdan mis dedos sabios,
Y que en curioso trance podamos encontrar el romance hasta que el alba nos alcance y el mundo en paz descanse.
Que no alcance el tiempo, que tu labial sea eterno y que el café esté bien fuerte
(y que nos dure hasta la muerte)