Pienso en ti,
obsesivamente pienso en ti,
tocando tu espacio en la cama
como una mujer que ha abortado
y pasa la mano por su vientre.
Pienso en ti imaginariamente,
y obsesivamente te imagino aquí,
como un acto reflejo,
o un reflejo en el agua
que se diluyera al tacto.
Y pienso en ti,
a sabiendas de que después de hacerlo
no quedará nada;
persiguiendo tu rastro invisible
para hacerte volver un instante,
detrás del umbral de las puertas
en las que esperabas,
como esperan de verdad
quienes te quieren.
Pienso en ti,
al volver y al irme.
Al cerrar la puerta pienso en ti;
esperando,
como tú esperabas,
todos los días,
por si vuelves.