Un peregrino, aunado de flores y destino
Busco en el monte de los delirios
Una dama con quien compartir sus flores.
Al paso de las horas y las noches
Halló en los muros y los caminos
la historia, la yaga y pergaminos
Pistas de una mujer de murmullos
pasos de unas piernas abiertas
hombres y sombras pasaron
sobre su cuerpo su corazón adamantino
El peregrino supo con atino
El triste final de su andada
Pasada la noche y la mañana
le encontró envuelta en la entramada
notas, frases, cuerpos y maleza
Estaba triste cruenta y descompuesta
dama de multiples facetas
una recibió las flores y la otra
Las dejó sueltas.