Rumennar Serdna.

El monte y el laberinto.

Algunas personas
son como el monte
otras como un laberinto

Un peregrino, aunado de flores y destino
Busco en el monte de los delirios
Una dama con quien compartir sus flores.
 
Al paso de las horas y las noches
Halló en los muros y los caminos
la historia, la yaga y pergaminos
 
Pistas de una mujer de murmullos
pasos de  unas piernas abiertas
hombres y sombras pasaron
 
sobre su cuerpo su corazón adamantino
El peregrino supo con atino
El triste final de su andada
 
Pasada la noche y la mañana
le encontró envuelta en la entramada
notas, frases, cuerpos y maleza
 
Estaba triste cruenta y descompuesta
dama de multiples facetas
una recibió las flores y la otra
Las dejó sueltas.

La encontré de nuevo.
Pasó lo mismo.

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