Hay olor a quemado
y río salado
lindando la casa.
Amasé en la cocina
un gualicho.
Mezclé:
de obsidiana una miel y de albahaca hojas secas.
Ayer prohibieron las flores
en el patio solo quedan
algunas chalas muertas
y escucho maullar
un hambre doloroso.
Hoy descanso sobre un colchón
de pezones mordidos
perlas
y polvo.
Y desde mi casa te miro
desde mi orden te advierto:
hay aires de brujería,
el desasosiego no gobierna los poderes
y el gualicho trajo a casa
un espíritu con olor a monte.
Buscaba el olor a quemado
y el río salado
solo trajo consigo
otro florecer.