Ciudad, prisa con ojos muy desvelados
Ciudad, prisa con ojos muy desvelados.
Todos vestidos de obligaciones,
de tiempo y cólera
e infierno diario de soledumbre espiritual.
Ciudad sin besos,
viento sin prisa.
Amor henchido,
logra la risa.
La noche vela.
al alma en pena.
Ciudad amarga
y enamorada
de manos frívolas
enamoradas.
Ciudad con precio
y refulgencia.
Con voz de trueno
y ojos altivos,
muy cautelosos.
Suave es la brisa fresca de olvidos.
Vidrios con llanto y muerte próxima
y dedos largos
atrincherados,
buscando espacio entre las ruinas
sentimentales del ojo enfático.
Ciudad rebelde,
con agresivos recuerdos ásperos,
donde el placer exige cólera
y el humo espeso, la muerte trágica.
Soñando en frio fuera del agua,
siempre despierta de pleitesías.
Siempre dormida de fantasías.
Olvido ciego que perpetúa sus horizontes.
Frente al espejo la lluvia toca
los rascacielos exuberantes,
donde el bostezo es amante en andas
y nunca encuentra, la puerta abierta al intelecto.
Ciudad hirsuta de simbolismos.
Su melodía nunca es olvido.
Dócil tranvía de amor se alía,
al de apariencia desnuda y grávida.
Ciudad de sombras y cicatrices carcelarias
y ombligos lúgubres de envidia cáustica.
De duros pechos almidonados
y ojos sin prisa, ni avances mágicos.
Ciudad de bocas irreverentes
y huellas turbias.
De la hermosura desenfrenada,
buscando abismos de reciedumbre,
sin luz, ni abrigo, ni enlace erótico.
(2012)
