Alberto Cerda

Si Me Tocara Pedir Perdón

 
Si me tocara pedir perdón,
 
sería a la persona que se refleja en el espejo,
 
a esa figura que lleva mi nombre
 
y que en el silencio se quiebra.
 
 
 
Por aferrarme al filo del dolor,
 
como quien teme a la dulzura de un beso.
 
Por abrazar las espinas de lo que hiere
 
y no soltar el naufragio en mi pecho.
 
 
 
Por no volar cuando el cielo era mío,
 
por no ver que la libertad estaba a mi alcance.
 
Por permitir que el amor llegara a cuentagotas,
 
como si no mereciera el abrazo pleno.
 
 
 
Por ser barro en manos torpes,
 
por verter mis lágrimas en campos desiertos
 
y recoger las migas de falsas promesas.
 
 
 
Por bajar la mirada ante el mundo
 
y entregar mi voz al juicio ajeno.
 
Por silenciar mis pasos por miedo al ruido
 
y renunciar a mi senda, mi verdad.
 
 
 
Hoy, por fin, me perdono,
 
por temer al abismo y al error,
 
por llorar cuando el alma lo exigía
 
y amar aún cuando dolía.
 
 
 
Ahora me abrazo con las manos del tiempo,
 
como quien se rescata de su propia herida.
 
Porque en el perdón florece mi nombre,
 
y en mi pecho, la vida renace, comienza de nuevo.

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