Llora,
cuando tengas ganas,
donde sea,
sin importar quien esté cerca.
Llora,
porque si la tristeza no sale con el llanto,
se arraigará en el alma,
y cuando menos te lo esperes,
brotará nuevamente.
Cuando creas que lloras sin razón,
ten en cuenta que es una espina;
que brotó de lo profundo de tu ser.
Brotó para dejar ir el dolor
y alivianarte un poquito el alma.
LLora,
porque llorar libera.