Estás en los abrazos.
En los que me diste,
en los que te dí
y en los que no pudieron ser.
En la risa de mi hermano,
en el humor de mi hermana,
en los ojos de mi sobrino,
y en los gestos de mi abuela.
Cuando juega el bohemio,
o escucho “in the stars”,
cuando como chuletas,
o cuando salgo a caminar.
Estás en mí
y en mi corazón,
porque ahí doles menos,
ahí sos eterno