Mi lágrima es muda,
no asoma para no ofenderte,
para que nadie se dé cuenta.
Es dolorosa, pero hermosa como un verso;
sé asoma cuando te miro
a través de una metáfora.
Ojalá estés ahí, bebiéndote mis suspiros,
escondida en mi mala ortografía,
riéndote de mí conmigo.
Ojalá me estés mirando,
esperándome siempre
detrás de la poesía.