Las noches
son gritos de humos,
chirridos de palas.
Mi Meng Jiang Nü,
dejé el aire
y me uní a las tierras,
a los muros del changcheng.
Me arrancaron de ti.
Oh, como corola de cayena
qué lejos estás, amor.
Y te escribo
desde las linderas
nieblas del Di Yu,
desde la honda ardencia
de
la
muerte.