No, no he muerto.
Me siento triste, no voy a negarlo.
Pero no voy a morir.
Me permití llorar y sentirme así.
No, no morí.
Este dolor va a desaparecer,
Tal y como lo hizo mi enojo.
Sé que hubo decepciones por parte de ambos,
pero la melancolía no me ha consumido,
tan sólo la he sentido, recordando no aferrarme a este asunto
fallido.
Me he refugiado en la música;
en mis amigos;
en las risas y;
en las tardes de brisa.
No, no he muerto.
Y no me voy a morir.
A veces voy a pensar en ti
y confirmaré que:
hay vida después de ti.