Género: Poesía clásica
Tono: Melancólico, Reflexivo
Hoy desperté con el peso del tiemp… no porque los años me hayan llamad… sino porque anoche soñé que era joven. En el agua vi un reflejo fugaz,
Cuando el mal te besa, no llega como tormenta, ni con estruendo en la noche; llega suave, como el susurro de un viento cálido
Se alza el cielo en su quebranto, gris espejo de mi ser, y en su bruma dejo un canto que no puedes hoy leer. Tu mirada, sol dormido,
La ira es un fuego breve, chispa que arrasa con calma y razó… Es en la pausa donde el alma se el… es en el silencio donde nace el pe… Un río no se turba al primer guija…
Virtud que al alba descalza camina… sin joyas que empañen su pura doct… La carne, nacarada por la luz prim… es cántico mudo, ofrenda sincera. ¿Qué harían los rubíes en tu piel…
De niño vi la luna deslizarse, un lienzo puro entre ramas dormida… Mi alma quiso su brillo adueñarse, mas lo efímero dicta sus medidas. Testigo muda de juegos y sueños,
El abuelo va despacio con su bastón de nogal; me sonríe y me saluda, tiene un gesto paternal. La abuela teje en su silla
Entre que sí y que no, la vida nos lleva, pasamos de largo, dejamos estelas. Nadie se va antes,
Me miro en el río callado, en el brillo húmedo del suelo, en los ojos que me observan como un eco sin tiempo. Eres tú y soy yo,
Porque ni yo quise olvidarte, ni tú nunca dejaste de pensarme. En el susurro del viento, ahí está… en cada eco del tiempo, mi voz vol… Por eso siempre seremos,
Ay, Luna que alumbra el valle, mi amor ya no me consuela. Si supieras de mis males, nunca más estarías llena. En el río canta el viento,
Mi mamá es un hada Mi mamá no tiene alas, pero vuela sin cesar, con un beso y una nana me hace al cielo viajar.
En el ruedo me detengo, la arena besa mis suelas, y el sol, como un dios altivo, me viste de oro y estrellas. Brillan fuerte los caireles
En lo más recóndito de mi ser call… anhela mi espíritu el Verbo encarn… Aurora infinita que rasga tiniebla… tu fulgor eterno mi pecho celebra. Oh lámpara excelsa de llama divina…
En el borde del día se descuelga la luz, como si alguien hubiera olvidado cerrar del todo la ventana. La brisa apenas existe.