Lo que salga de tu corazón, y a tu corazón regrese, y anide allí hasta la muerte con su incontenible irradiación… Lo que habite el engranaje motriz

Lo mismo me devuelva el vino que dejé allí, olvidado, cuando alguna vez mis pasos en ella se detuvieron, en ella, tarde, se buscaron

Su nombre pétalos rotos que ni la voz ni la tinta. Del tiempo, como mis días, y también sus pasos, como si luz ofuscada

No te escribiré, poema, hasta que me prometas que defenderás a brazo partido mi nombre agredido

Quien hable por ti desde ti mismo, y diga las cosas en el dialecto de tus criaturas,

Déjame tocar tu piel y quemarme, déjame acariciar tu cuerpo con mi mirada de varón en celo trepando las gradas de la fiebre, consumido en tus besos de piedra.

Todo suceda de un modo que acorral… en una región de ciegas luces inve… donde un hálito letal sople, circu… lo desatado que llevo y galopa sol… Lo cruento sobre el aire de la atm…

Tú el amor, esposa, tú la habitación terrestre,– el ot… Tú la morada, el leño, el fuego y su crepitar, el humo y sus volutas,

No te sea dado el movimiento de los piélagos en fuga, del aire inasible no extraiga tu sed de vivir su sustento, no salga a estallar de la tierra

El día abierto de par en par, arrojando su luminosidad de novia intacta centelleante, de doncella cada día en flor, cada día iluminándome

De la noche hasta mi corazón llega… viajeros que vi partir desde mis h… y cuyo rumbo guiaron sucesos conmo… Regresan mustios y heridos, lloran… escrita en sangre y derrota la bit…

Hoy las seis de la obscuridad del señor otoño, hoy las tardecida y tantas de su rodaje humedad, y nadie sonoridad,

Cólera de amar, apodera mi instrumento creativo uniendo o disgregando, creando o destruyendo, en la ansiedad de la muerte

Moriremos en otoño los poetas amortajados de niebla en la desnuda intemperie de calles al amanecer, de calles cruelmente vacías

Balada de la mala muerte, en camino por los plueberíos de una region sin sustento en mapa… ni en consejas, ni en documentos, sola aquí ni en ninguna parte.