Un hogar de olorosa madera,
un hogar vegetal exhalando
su inquebrantable perfume terrestre,
un hogar de luminosas resinas,
un hogar de hospitalaria enramada,
para nosostros, amor, vertidos
a la vida desde la arcilla,
a la vida desde minerales,
o desde el agua cosmogónica,
sumergida en la raíz de las cosas.
Un hogar todavía en la tierra,
un hogar aún en el planeta
erizado de inerte piedra,
poblado de fría arquitectura
y seres sonámbulos sobreviviendo.
En este bosque el áspero invierno
tocará con su gélido tacto
a nuestra puerta, y nuestras vidas
seguirán hilando el estambre
del cálido follaje en tránsito.
Sí, un hogar de terrestre materia,
un hogar de silvestre geometría,
para nosostros, amor, vertidos
a la vida desde la arcilla,
desde las raíces del agua.