(2007)
#EscritoresChilenos
Indumentaria en brumas la caudalosa mañana desplomándose en oleadas desde el infinito En ella pereceremos,
Mientras mis soldados de plomo asedien tu torre inexpugnable, y ya no levanten el sitio así pasen cientos de inviernos, o tú misma ante mí de rodillas,
No te sea dado el movimiento de los piélagos en fuga, del aire inasible no extraiga tu sed de vivir su sustento, no salga a estallar de la tierra
No te escribiré, poema, hasta que me prometas que defenderás a brazo partido mi nombre agredido
Acaso la poesía aquellas habitaciones donde el dolido infante su exilio de cada día. Aquellos cuartos lóbregos
Cólera de amar, apodera mi instrumento creativo uniendo o disgregando, creando o destruyendo, en la ansiedad de la muerte
De la noche hasta mi corazón llega… viajeros que vi partir desde mis h… y cuyo rumbo guiaron sucesos conmo… Regresan mustios y heridos, lloran… escrita en sangre y derrota la bit…
La casa paterna diseminada en el remolino de las edades, dispersa en fechas y domicilios cuya fachada una débil impronta de rostros furtivos en la memoria.
Aniquilamientos y desórdenes en la acerba conjuración de secretas fuerzas urdiendo su enemiga estrategia nocturna en el tránsito invisible
Cualquiera que a la adolescencia de los heliotropos, cualquiera que su aprendizaje de agrario habitante atento al rocío,
A veces, de repente, morirme sin despedirme, a secas, cerrar la puerta de un portazo, o lenta, lentísimamemente, mirándolos de frente, desafiante,
El día abierto de par en par, arrojando su luminosidad de novia intacta centelleante, de doncella cada día en flor, cada día iluminándome
Algún día de los días de la tierra, algún día del tiempo terrestre, cruzaremos la niebla
Días de denodado silencio, días de mudez perpetua sumergido en un obscuro pozo de aguas inmisericordes, rodeado de muertas campanas.
Todo suceda de un modo que acorral… en una región de ciegas luces inve… donde un hálito letal sople, circu… lo desatado que llevo y galopa sol… Lo cruento sobre el aire de la atm…