40Tena
El sol abraza con fulgurosas alas las mañanas bonaerenses. Las calles hoy esteparias son nidos de silencios manchados por un puñado de pululantes venados disfrazados de oficios
La pesadilla amenaza con escaparse de nuestras mentes y fecundar los órganos vitales de los testigos del ocaso. El miedo se resbala de los morros y hocicos de los proletariados. Un mal nacido de los hijos del sol naciente degenera las rutinas de, ahora... todo el mundo.
La realidad es un caleidoscopio en extasiado movimiento. Por momentos fulminamos transeúntes con los ojos.
–¿Qué hacen en mi mundo?– Lo mismo que tu, trabajan. Son lo mismo que tu, parte de una manada que no puede interrumpir su marcha en lo cotidiano. Son tristes seres de papel igual que tu, que por el pavor que chorrea tinta y las pantallas globalizadas entran en pánico y los roedores alzan las antenas desde sus escondrijos.
–¿Miedo a qué?– A la muerte estúpida, ya que no hay una sola... son varios los jinetes. Ésta es la muerte idiota, ya que es la que podemos evitar, a la que le podemos cerrar la puerta en la cara, la que muere de soledad, muerte con el tiempo contado.
