Si, soy yo, los ojos de la misantr… Oscuridad pestilente de lágrimas durmientes que ensombrecen la anarquía. Si soy yo, caballero de la muerte,

Ojalá, León, seas campo alegre mayor; en la ciudad opaca, equidistante, no eres puente de amor. Ojalá, León, seas

Es una lista de infinitos, los que una vez te prometí; palabras envueltas en mitos de lluvia ausente en mi partir. En olimpos de cigüeñas,

Quien escribe no ha ganado batalla… ni aplausos, ni lisonjas, ni diner… no importa cuán fruto de tu esfuer… hayas extirpado en vano cada mañan… ni cuántas canas manchan tus cabel…

Con la patita rota se acerca Baldomero, se acerca. Su pata en sangres mancha al gres de la terraza,

Cualquiera sea la herida en ti la besaré. Tu dolo desharé con mis lágrimas vertidas. Cualquiera sea, cualquiera,

Adiós, mi viejo amigo, ahora que te has ido vida nace en un pardal. No es una coincidencia, que de todas aparezca

En las llanuras del toral, tras la posada, se avista un columpio en una terraza, donde los niños juegan

Es el agua ese mal tan necesario que agasaja a los infantes y los calma con su ahogar. Así se siente un niño

Amor por reconocer, éxtasis de anciano Apolo, quien reclama por antojo su entero desvanecer. Acallaste a sus amores.

Es para mí complicado dedicarte esta poesía: arte mayor la que exclamas, arte menor la mía. En danzas suena la música efímera