Poemario: Cuarentena
Tengo tantos diálogos internos que mi voz interior es un eco que estoy cansada de escuchar, esa misma voz se ha expandido y ha recorrido las millas de mi cuerpo, ¿cómo me distraigo de mí misma?, ¿cómo me abandono?, ¿cómo me dejo para después?, siento tanto dolor y tantos cambios físicos, no entiendo que hay en mi, ¿qué estoy guardando en mi cuello?, mi rostro esta diferente, tenso y abrir la boca duele, ¿me hará falta gritar?, ¿en algún momento esto estallará?, un día ya no sabré controlar mi furia y mis músculos se atrofiaran, llega a mi espalda y ¡MIERDA!, me duele caminar, me duele estar en este cuerpo, me duele habitarlo, me duele la existencia misma del cuerpo, sentarme, acostarme, respirar, las acciones, moverme, ¿me estaré debilitando?, estoy encerrada de estar encerrada, doblemente encerrada.
Sola, ¿de que puedo hablarles?, mis acciones ya no les sorprenden y mi existir ya no te emociona, mis chistes no te dan gracia, cinco puertas cerradas y yo de nuevo sola en el sofá, perdida, sin saber a dónde ir a 10 pasos de aquí, me imagine recostada en tu pecho o de nuevo viviendo dentro de tu placenta, me ofusca entender la vida y en algún momento creí que tu tendrías respuestas para mí pero no fue así, no te reconozco, ¿en realidad sigues siendo tu?, te desconozco, ahora estas enferma y no ríes, ya no quieres hablar y se reducen todas tus palabras, te aburres de todo, te debilitas y me esquivas, no sé como pasamos de tejernos a enredarnos y tensionar tanto el hilo hasta ser rivales, te has convertido en ella, te has vuelto su sombra, de esa mujer que nunca conocí, no rompiste el ciclo y repetiste los antepasados, reiteraste sus lagrimas y en sus perdidas, nos abandonaste o al menos a mi, te extraño cada día como si te hubieras ido aunque sigues aquí.
Papá sigue igual, gritando creyendo que así se soluciona algo pero realmente solamente aleja todo lo que se le acerque, esta mudo, no se sabe expresar, ¿es tan difícil haber dicho alguna vez que me querías?, pero ya no te quiero escuchar, te tardaste y ya no tienes nada por decir que yo este buscando oír.
Ahora solo somos menos de un minuto de conversación forzada, ya nada es excepcional ni magistral, no recuerdo nada de estos escasos momentos, cada vez son menos, más reducidos, más ausentes, ya no necesitan de mi, ni yo de ustedes y así es como me afectan las partes corporeas, la union sanguínea, la misma de la que me estoy desprendiendo, soltando, abandonando, mudando.