Dios mezcla en la paleta con que pinta
la belleza, el amor y los horrores:
a la vida con la muerte; y de colores
los grises del boceto sangran tinta.
Guernica esa mañana estaba encinta
De niños, de mujeres, de pastores
de España, de sus odios, sus rencores
y de su libertad que estaba extinta.
Un veintiséis de abril el aire espeso
de bombas que derrumban las paredes;
estrenaba a la Europa del exceso
cosechando a los vascos en sus redes.
Usó sangre de luto de exprofeso,
así las vió Picasso; así veredes.