No volveré a mirarla al usar mi pecho de almohadilla
Mientras sueña que estará a salvo al despertar
No exploraré fascinado los relieves de su piel
Memorizando sus lunares con mis dedos
No levantaré velas en su aliento
Cuando su boca nerviosa recite mi nombre
No haré el amor con su amor por mí
Ni con el cuerpo que hice mío a través del corazón
No le haré coro a su voz
Al alzarse angelical sobre el ruido de los sordos
No imitaré la curvatura de sus labios al tocar los míos
Ni danzaré en su lengua bajo las notas de nuestra respiración
No sonreiré por su sonrisa
Desplegada cándida por el efecto de mi mirada
No apretaré sus muslos con la firmeza de quien se siente digno
O acariciaré su rostro en señal de admiración
No la acompañaré en sus manías y depresiones
A cambio de librarla de ser víctima de las mías
No revolveré sus malestares
Al inquirir con mis formas toscas y crédulas intenciones
No la buscaré más sino en recuerdos
Rogando que los suyos se parezcan a los míos
Viviré honrando al amor que sintió por mí
Y al que por usted sentí desde que me condecoró con su presencia
Hágase su voluntad, adorada
Prometo respetar su ausencia y su partida
Deseando que la felicidad la arrope más días de los que la abandone
Y habitando en los poemas
Que se acuerden de nosotros